Tres emprendimientos argentinos optaron por vender sus productos en mercados europeos.

ALFAJORES CIELOS PAMPEANOS

Esta  Pyme familiar nació en Banfield como un comercio de productos gourmet, fundada por el matrimonio de Silvia Chus y Ricardo Vittore. Luego de la crisis del 2001, aumentó la compra de budines y alfajores para mandar al exterior, eso se les presentó como una oportunidad.

Comenzaron con la producción de, aproximadamente, 200 alfajores diarios en el mismo comercio que siempre tuvieron. Con la intención de comenzar a exportar, empezaron a pedir consejos, decidiendo comenzar por el Mercosur.

En 2008, llegaron a una misión comercial multisectorial a San Pablo y Belo Horizonte. Se sorprendieron al encontrarse con 20 empresarios brasileños como contraparte.

Todo iba bien, sin embargo, les faltaba financiamiento y no podían cumplir las exigencias de sus posibles compradores. Luego de recibir un crédito del Banco Nación pudieron instalar el laboratorio y cumplir con todas las certificaciones exigidas por los mercados externos.

Se les presentó un gran obstáculo: necesitaban el sello de «alimento argentino» para poder exportar. El protocolo existía para proporcionar el sello al dulce de leche, pero no a los alfajores. Junto con las autoridades fueron elaborando las normas y consiguieron el sello para su producto.

Hoy en día producen 600 unidades diarias y tienen tercerizada la fabricación de las tapas. La empresa vende su producto directo a importadores que se encargan de su distribución en Brasil, Chile, Bolivia y la Unión Europea.

Para sumar clientes participan en ferias y rondas de negocio en distintos países. También promueven la participación de las mujeres en la empresa y forman parte del programa Ganar-Ganar de Naciones Unidas Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo y la Unión Europea.

ALFAJORES SWEETMENA

Gimena Cigliutti, es cocinera y pastelera. Ella emigró a Italia hace 20 años para encontrarse con su hermana Carolina. Hace 13 años que ambas viven en Londres y hoy en día manejan el emprendimiento gastronómico SweetMena, donde Gimena cocina y Carolina es community manager.

Desde la pandemia y la extrema cuarentena, el sector gastronómico fue muy atacado. En su casa, Gimena pensó en crear un emprendimiento que uniera su amor por la pastelería y sus raíces argentinas. Quería que sus productos se distingan por sus sabores argentinos y por su elegante packaging.

Las hermanas comenzaron a tramitar la licencia «making from home» que exige la administración londinense, para la cual un inspector va a chequear las condiciones de la casa donde se elaborará la comida. Aprobaron con el máximo puntaje, contrataron un seguro y comenzaron a producir. Hoy en día, venden unas 150 cajas por mes, con precios que rondan entre las £16 y las £32. Producen cinco productos en total, entre ellos, medialunas, alfajores de maicena y chocotorta.

Todo el packaging es reciclable y cada producto viene etiquetado con sus ingredientes. Reciben pedidos de todas partes del mundo y trabajan para empresas y hoteles que venden sus productos. Arrancaron en octubre y desde entonces, sus ventas se triplicaron.

MALÁ ARGENTA

Se trata de un delivery de empanadas y chipas congelados y listos para comer en mercados de Praga. El emprendimiento comenzó con un aporte de €280 de cada uno de los cuatro socios: Santiago Pérez Izquierdo, Federico Greco, Mauro Gomelsky y Gustavo López Monfrinotti.

La pareja de Pérez Izquierdo trabaja en eventos y los invitó a que pusieran un stand de empanadas argentinas en una ocasión. Los socios se sorprendieron de lo exitoso que fue su producto.

Se entusiasmaron con la idea de seguir con los stands de comida, hasta que llegó la cuarentena. Ahí es cuando surgió la idea de hacer los mismos productos, pero frizados. De esta forma, los preparan para venderlos y que cada uno los coma cuando quiera. Para cocinar, pudieron alquilar espacios comunes de gastronomía, que son accesibles y permiten ahorrar un poco de dinero, sin necesidad de tener local propio.

Inicialmente sus únicos clientes eran latinos que vivían en República Checa. Luego descubrieron la llave para entrar al mercado checo: manejarse con el mismo idioma que sus ciudadanos. Comenzaron a usar el idioma en las redes sociales y publicidades. Hoy en día los checos representan un 60% de sus compradores.

Trabajan, también con la consultora argentina 384, que tiene clientes de perfiles similares en todo el mundo, para intentar seguir creciendo. Debieron buscar asesoría externa, pues el pequeño emprendimiento ha crecido tanto que necesitan ayuda para poder estar en todo.  Hoy día están buscando sumar más productos argentinos al kiosko virtual por el que venden.

Redacción
Redacción
Periodista / Asesor de Prensa & Difusión / Director Periodístico Tecno & Medios.

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