Empresa argentina entrena abejas con tecnología del Conicet y se expande en EEUU.

Beeflow, compañía fundada por Matías Viel, apunta a mejorar la biología de las abejas y generar una polinización dirigida.

Las abejas cumplen un rol central para el planeta y para el desarrollo agroecológico. Así lo piensa Matías Viel, CEO de Beeflow. Su empresa utiliza patentes del Conicet para “entrenarlas”  para mejorar la polinización de cultivos.

Las abejas se ocupan de polinizar cerca del 90% de las plantas silvestres y del 75% de los cultivos del mundo. Al transportar el polen de una flor a otra, posibilitan la producción de frutas, frutos secos y semillas. Además, junto a otros polinizadores, son responsables del 35 % de la producción agrícola mundial como también de diversos medicamentos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Estos  insectos himenópteros cumplen una tarea silenciosa y a gran escala para que los humanos podamos alimentarnos. Se estima que existen alrededor de 20.000 especies de abejas. Todo el ecosistema planetario depende de los antófilos.

La mala noticia es que la amenaza de extinción está al acecho. La producción industrial no sustentable y su impacto en el cambio climático son causas directas. Esto preocupa tanto a científicos como a la sociedad civil.

Matías Viel en 2016 fundó Beeflow. Su empresa se dedica a mejorar la biología de las abejas y al mismo tiempo “entrenarlas” para mejorar la polinización.

Beeflow surgió a  partir de la vinculación con Grid Exponential, una “company builder” que junta a científicos con emprendedores de negocios para crear empresas con base científica, basadas en la biotecnología.

Cuando Matías Viel tomó contacto con científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)  notó que había una oportunidad para innovar en temas relacionados a la polinización de cultivos y la biología de las abejas. “Había tecnologías que eran patentes del Conicet que nadie estaba licenciando. Se necesitaba tomar el rol y la responsabilidad para llevarlas al mundo y transformarlas en producto. Muchas eran tecnologías del país que requerían de un proceso de desarrollo de un producto para ser comercializadas”, explicó el CEO.

Así, comenzó el camino de una empresa pionera en el rubro a nivel mundial. Ésta, se ocupa de diseñar y ejecutar programas de polinización que apuntan a aumentar el rendimiento de los cultivos para empresas agrícolas de frutas y verduras. Este incremento se da a partir de detectar deficiencias en la polinización, la cual se da por la interacción entre las abejas y las plantas.

Tecnología al servicio del ecosistema

El portfolio de la empresa cuenta con dos tecnologías creadas por científicos del organismo estatal argentino y licenciadas en forma exclusiva. Es importante destacar que las dos tecnologías que se emplean, surgen del conocimiento argentino. La primera apunta a fortalecer a las abejas y la segunda a “entrenarlas” a partir de una polinización dirigida.

En el primer caso, la licencia fue desarrollada por Conicet en conjunto con la Universidad de Mar del Plata.  Lo que se logra con ella es beneficiar el sistema inmunológico de las abejas mediante la alimentación de una molécula de origen vegetal. Esto les permite estar más fuertes para que puedan polinizar mejor los cultivos a bajas temperaturas.

Un ejemplo de su aplicación es el caso de los arándanos en Tucumán, los cuales florecen en agosto, con bajas temperaturas. Estas, inciden negativamente en la polinización y lo mismo pasa con las almendras en Mendoza. Con esta tecnología lograron mejorar los rendimientos de ambos cultivos en un 90% y al mismo tiempo redujeron la tasa de mortalidad de las abejas.

La segunda tecnología es también desarrollo del Conicet junto a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Aquí se busca resolver la siguiente cuestión: si las abejas tienen otro cultivo más atractivo alrededor del campo que tienen que polinizar, se distraen y se van a otras flores que más les atraen.

Para resolver este asunto se creó ToBee, cuyo dueño es Beeflow, junto a Walter Farina. Él, investigador del Conicet, estudió durante años el cerebro y la memoria de las abejas. La meta de esta empresa es desarrollar nuevas tecnologías cuyo objetivo es generar una polinización dirigida, con el objetivo de condicionar la memoria de las abejas para que tengan más atracción por ciertos cultivos.

 Llegada a EEUU

Hoy en día, la compañía trabaja con un buen número de empresas agropecuarias argentinas. Entre ellas, los principales productores de arándanos en Tucumán y Concordia, de almendras en Mendoza, de cerezas en Río Negro y Neuquén, de Kiwi en Mar del Plata. También con empresas productoras de semillas de girasol.

En el año 2017 se llegó a Estados Unidos, gracias a una inversión de u$s3 millones que les permitió abrir una oficina en Los Ángeles. La compañía paso de no tener ningún equipo trabajando allí, a tener 12 personas de un día para otro.

Al día de hoy, Viel lleva tres años viviendo en California. En EEUU no existen empresas como Beeflow, de ahí la gran receptividad a la propuesta de la compañía. Los productores están en busca constante de innovación y de soluciones que permitan producir más alimentos con menos impacto en el medio ambiente.

Se trata de una empresa que, básicamente, exporta conocimiento científico de Argentina a EEUU.

Redacción
Redacción
Periodista / Asesor de Prensa & Difusión / Director Periodístico Tecno & Medios.

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