El uso abusivo de pantallas táctiles ya causa dificultades motrices en los chicos

Los problemas van desde agarrar el lápiz con 3 dedos hasta atar cordones, abrochar un botón o cortar con tijera.

(Por Gretel Gaffolio para Clarín)

Mientras sus compañeros copian del pizarrón lo que escribe la maestra, Santiago no puede sostener bien el lápiz ni seguir el recorrido de las curvaturas de la s, de la p, de la m, de la q y de otras letras. Santiago es inteligente pero tiene problemas con la prensión fina.

La pinza evolucionada, o prensión fina, es la utilización de los pequeños músculos de dedos y manos que permiten realizar tareas complejas. Dependiendo de las distintas edades, las dificultades van desde agarrar bien los lápices con los 3 dedos en forma de trípode, escribir con letra clara, vestirse, atarse los cordones, abrochar los botones en un ojal, subir un cierre o cortar con tijeras. Y en la primaria, el uso correcto de regla, compás y transportador.

La ciencia todavía no logra ponerse de acuerdo sobre los efectos de largo plazo que tienen la exposición prolongada y el uso excesivo de pantallas táctiles en la primera edad. Sin embargo, tanto en el Hospital Garrahan como en INECO, Instituto de Neurología Cognitiva, reciben asiduamente a chicos con claras sintomatologías de retraso o ausencia del desarrollo de la motricidad fina, entre otros síntomas.

Los niños tienen un alto desarrollo de la plasticidad neuronal. Aprenden todo muy rápido según los estímulos. Los adultos al escribir lo hacemos de manera automática porque en nuestra memoria está guardada una información llamada gesto gráfico que recuerda el recorrido de las letras. Sin la habilidad que aprende el cerebro para hacer este recorrido, el chico no puede escribir. Un ejemplo puede ser cuando un adulto agarra los palitos de sushi por primera vez y no puede dominarlos porque no se trata de un movimiento aprendido.

“Los chicos hoy están sobreexpuestos al uso de pantallas de forma indiscriminada y esto puede estar influyendo en el desarrollo de la motricidad fina”, dice la psicopedagoga del Hospital Garrahan Laura Olivera. “Vemos continuamente dificultades en su desarrollo gráfico. El chico no se ubica en el renglón, tienen dificultad del tipo viso constructiva, caligrafía ilegible o tamaño de letra desproporcionado”.

“Hoy, se utilizan las tablets y los celulares como ‘chupetes electrónicos’ para que el chico se calme, se entretenga o deje de llorar”, subraya Olivera. “El momento de juego con los padres es fundamental porque construye la subjetividad del niño, y es un puente emocional y de contención irreemplazable por una tableta”.

La terapista ocupacional de INECO, Constanza Gasibe, señala que el uso ilimitado de pantallas también puede impactar en la postura de los niños, ya que reciben chicos con debilidad en los músculos extensores del tronco, lo que les impide mantenerse erguidos. “En las manos vemos problemas para la coordinación de los dedos, dificultad para que ambas manos trabajen juntas y falta de destreza y fuerza”.

La imagen en movimiento y el control que ejerce el niño sobre esa imagen los cautiva porque al tocar la pantalla, se modifica o cambia de lugar. Con un dedo pueden arrastrar un elemento, armar un rompecabezas, un sinfín de cosas. “Para el niño esto es simple, atractivo y muchas veces lo prefieren a otras opciones”, argumenta Olivera y aclara: “Pero depende de la oferta. Si un padre le ofrece amasar u otra actividad para hacer juntos, seguramente el chico se va a entusiasmar. Los adultos deben tomar un rol protagónico y conducir esa actividad de juego. Esto requiere presencia mientras que el niño con la tablet es autónomo y se maneja solo”.

 

Pero el tema tiene otra cara. Los especialistas indican que el uso de pantallas también permite el desarrollo del cerebro en otras áreas, como el análisis visual que permite la evolución de otras de inteligencias no tan prácticas. “Hoy con las pantallas los chicos resuelven rápidamente experiencias visuales complejas que con un objeto real les llevarían mucho más tiempo”, dice Olivera.

Jorgelina Vignolo, terapueta de familia infanto juvenil de INECO, advierte: “Las familias que juegan juntas aprenden juntas. Hay que estar alerta a cualquier situación que pueda ser síntoma de adicción y regular el tiempo de uso de dispositivos para estimular otros juegos motrices o de interacción”.

La irrupción vertiginosa del mundo digital hace que hasta el momento haya pocos estudios y opiniones divergentes en el mundo de la ciencia respecto de los efectos de largo plazo por el uso de nuevas tecnologías en niños. Pero también ya se debate el impacto en el sueño y en las condiciones psicológicas como la obesidad y el bullying por el uso indiscriminado de pantallas en niños.

 

Redacción
Redacción
Periodista / Asesor de Prensa & Difusión / Director Periodístico Tecno & Medios.

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